La fatídica noche del 20 de abril, la suerte de la familia Al Sakani cambió drásticamente cuando una explosión, proveniente de un ataque israelí, destruyó su hogar en Rafah mientras dormían Sabreen, su esposo y su hija de tres años, Malak. El esposo y Malak perdieron la vida instantáneamente, dejando a Sabreen gravemente herida, pero con su bebé aún por nacer.
Los rescatistas la llevaron al hospital donde, en un intento desesperado por salvar a la niña, los médicos realizaron una cesárea de emergencia. Aunque Sabreen no sobrevivió, la bebé, nacida prematuramente y pesando apenas 1,4 kilogramos, logró sobrevivir.
El doctor Mohammed Salama, a cargo de la unidad neonatal de emergencia, describió el difícil momento del nacimiento de la niña, quien enfrentaba graves problemas respiratorios. A pesar de ello, la pequeña logró superar este desafío inicial y fue colocada en una incubadora, identificada con una etiqueta que llevaba el nombre de su madre, Sabreen al Sakani.
Aunque la bebé se encuentra bajo cuidado médico en el hospital, el futuro sigue siendo incierto. El doctor Salama expresó la triste realidad de que, incluso si la niña logra sobrevivir, lo hará sin la presencia de sus padres, convirtiéndose en una huérfana desde el momento de su nacimiento.
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